1596 1er Templo parroquial
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Con el descubrimiento de las minas; se aumentaron los pobladores, y en 7 de Noviembre de 1596, Juan de Zavala, vecino y minero de "este pueblo de San Luis minas del potosí de la Nueva España," por sí, y con voz y nombre de los demás vecinos y mineros, por una parte, y por otra, Juan de Butrago, vecino del real de los plateros, oficial de albañil, firmaron un contrato para construir la iglesia de este pueblo, la cual había de ser de sesenta y cuatro varas de largo, y doce varas y media de ancho, y de alto once varas. Los cimientos habían de partir desde lo firme del terreno, de cinco tercias de ancho y en la superficie de cuatro tercias, ancho que deberían tener también las paredes hasta la altura de once varas, donde habían de enrasar. El altar mayor sería un seisavo en proporción semicircular. Cinco ventanas debían llevar, una en la puerta de la iglesia sobre el coro, y las otra cuatro repartidas en los muros. Las paredes habían de ser de adobe. La sacristía había de ser de trece varas de largo inclusas sus paredes, y de ancho ocho varas.
El costo sería de nueve mil pesos sin los materiales, como piedra, cal, tierra colorada para la mezcla y adobes, Butrago se comprometió a entregar la obra en año y medio contado desde Enero de 1597, a fin de que cumplido el plazo, "se pueda cubrir y echar la gente que conviniere -dice la escritura- para la dicha cubierta, é para; poner la madera y cubierta arriba," La escritura se firmó ante el Alcalde mayor Luis de Valderrama Saavedra, ante Pedro Bravo alguacil mayor, y testigos Manuel Pérez de Luján, Alonso Fernández Bachiller y el escribano Matías Pardo.
La construcción de este templo no se acabó en el plazo que puso el albañil Butrago, pues en 23 de diciembre de 1598 se presentaba Diego Muñoz, mayordomo de la fábrica de la iglesia de este pueblo ante el Alcalde Mayor, exigiendo que Butrago adelantase la obra, so pena de acabarla a su costa. El proveído de esta demanda debió ser favorable a Muñoz, pues en 19 de enero de 1608 se firmó un contrato entre Antonio de Espinosa y Miguel Maldonado diputados, vecinos y mineros, y Francisco Gilbiera maestro de ensamblaje y laso, vecino de la ciudad de Méjico y estante a la sazón de este pueblo, asistiendo la justicia y diputados actuales y los del año pasado de 1607. Se pregonó el enmaderamiento de la iglesia mayor que se está haciendo, -dice el documento- en este dicho pueblo, lo cual hecho se adjudicó la obra a Gilbiera por valor de doce mil pesos de oro común. Gilbiera se comprometió a hacer la techumbre de madera conforme al modelo que presentó. Las condiciones de construcción que constan en la escritura, son muy detallas. Ofreció entregar la obra concluida en año y medio, contando desde la Navidad de 1607, y poniendo él madera, clavazón, herramienta, puertas y ventanas, escaño y sagrario. Dio por fiador a Juan de Zavala. El edificio fue techado de artesón y encima un tejado de tejamanil. Firmaron la escritura D. Alonso de Oñate, Antonio Espinoza, Miguel Maldonado, Francisco Gilbiera y Juan de Zavala; siendo testigos Cristóbal Fernández de Nava, Juan de Santa Maria y Juan de Mesa. Todo paso ante el escribano Simón Pascua. Para reunir la suma de Doce Mil pesos se hizo una colecta entre los vecinos.
Tanto la obra de albañilería como la de la cubierta estuvieron a cargo de personas capacitadas, quienes presentaron un proyecto y diseño previo, según se percibe en las escrituras, más no encontramos planos ni dibujos. Este edificio fue demolido en 1701 para dar lugar a otro más grande de tres naves, de cal y canto. En la fábrica de este edificio participó el maestro de arquitectura Nicolás Sánchez Pacheco.