1623 Edificio Central Universidad Autonoma Potosina
Arquitectura > > Edificaciones 1500-1699
Colegio de la Compañia de Jesús 1623 - 1865
El antecedente más remoto de la educación superior en San Luis Potosí es el antiguo Colegio de la Compañía de Jesús, que se estableció en el mismo sitio donde actualmente se yergue el edificio emblemático de la universidad. Su fachada ecléctica y las modificaciones arquitectónicas, que durante el paso de los años se han realizado, no han desvanecido el espíritu y la tradición educativa iniciada a principios del siglo XVII.
La Compañía fue la cuarta orden religiosa en establecerse, llegaron al pueblo de San Luis Minas del Potosí en diciembre 1623, tras la firma, el 3 de noviembre de ese mismo año en la Ciudad de México, del acta de fundación para un Colegio. Entró en funciones propiamente el siguiente año, fe de ello se da en los libros que pertenecieron a su biblioteca y de los cuales se conservan y salvaguardan algunos en esta máxima casa de estudios.
El colegio albergó, durante sus poco más de 140 años de actividades, un importante número de generaciones de estudiosos de la teología, las humanidades, el derecho canónico, las primeras letras y latín, entre otras cátedras que se impartieron. Además, administró durante más de 100 años una huerta, adjunta al edificio, y una hacienda, La Parada, en el camino a Zacatecas, lo que le permitió tener solvencia económica para la manutención de sus catedráticos, estudiantes y obras de caridad.
La compañía abandonó la ya entonces ciudad de San Luis Potosí y el territorio de la Nueva España en 1767, en obediencia a la orden que dictó el Rey Carlos III para efecto de expulsión de todos los jesuitas que radicaban en los territorios que estaban bajo su dominio
Colegio Guadalupano Josefino 1623 - 1767
Tras la expulsión de los Jesuitas en 1767, los bienes que la compañía acumuló durante sus 144 años de historia fueron expropiados, y se generó una comisión encargada de rematarlos. El paradero de objetos como libros, mobiliario y documentación diversa, así como el uso de sus inmuebles, entre el año de expulsión y 1828, permanece incierto, lo que es indudable es el hecho de la venta de las propiedades y la desaparición de más de 770 libros de la biblioteca, 94 manuscritos, 45 bulas, jubileos, edictos del santo oficio y 58 libros administrativos de la congregación.
Al finalizar la Guerra de Independencia (1810-1821), durante el periodo que se conoce como la República Federal (1823-1835), siendo presidente el general Guadalupe Victoria, y gobernador del Estado, el licenciado Ildefonso Díaz de León, se fundó el Colegio Guadalupano Josefino, el 2 de junio de 1826.
Las principales cátedras que se impartieron en aquel colegio fueron: economía política, derecho natural y de gentes, derecho público constitucional, cátedra de mínimos y menores (curso elemental y primero de latín), cátedra de medianos y mayores (los dos últimos de latín), filosofía y teología. Al año siguiente de su fundación, se abrieron las cátedras de matemáticas, gramática castellana, dibujo, física y francés. Más tarde se incorporaron otras: moral, geografía, lógica y metafísica.
El primer rector de este colegio fue el doctor Manuel María Gorriño y Arduengo de quien la universidad conserva un manuscrito original sobre disertaciones filosóficas y un retrato al óleo ubicado en la sala del H. Consejo Universitario que lleva su nombre.
El colegio cerró sus puertas como institución pública en 1855, tras haber sido concedido el edificio y sus bienes al recién creado obispado potosino. Tuvieron que pasar cuatro años para que se fundara una nueva institución pública de educación superior.
Instituto Cientifico y Literario 1859 - 1923
La fundación del Instituto Científico y Literario en 1859, por decreto gubernamental, dio respuesta a una necesidad nacional de impartir educación superior fuera de la jurisdicción religiosa, bajo la cual se había estado formando a las generaciones de profesionales y políticos durante la primera mitad del siglo.
Clausurado el Colegio Guadalupano Josefino, cuatro años atrás, e instaurado en sus instalaciones el Seminario Conciliar del obispado, las autoridades civiles del estado, encabezadas por el gobernador, Vicente Chico Sein, presidieron el proyecto de conformación de un nuevo espacio educativo; una entidad laica bajo la denominación de Instituto. Este acontecimiento se dio a la par del desarrollo de lo que a la postre se conoció en el país como Guerra de Reforma (1858-1861), por lo que sus actividades se vieron limitadas durante los primeros años.
El desarrollo del Instituto durante sus primeros años padeció las vicisitudes económicas, políticas y sociales que los conflictos nacionales dictaron. La invasión extranjera y los conflictos armados y políticos que de ello emanaron (1864-1867), propiciaron un desarrollo azaroso de la institución.
La estabilidad y madurez del instituto llegó de la mano con los ideales de la filosofía positivista, importados de Augusto Comte por Gabino Barreda: libertad, orden y progreso, introducidos por los gobiernos de los presidentes Benito Juárez y Sebastián Lerdo de Tejada (1867-1876), y consolidados en el país bajo el régimen del general Porfirio Díaz y por los gobernadores del estado: general Carlos Diez Gutiérrez, licenciado Pedro Diez Gutiérrez, ingeniero Blas Escontría y el ingeniero José María Espinoza y Cuevas, en un periodo que fue de 1876 a 1911.
Durante poco más de sesenta años, el Instituto Científico y Literario de San Luis Potosí logró impartir la educación superior, crecer y consolidarse como una institución educativa acorde a las necesidades y preceptos de la época en que surgió.
No obstante lo anterior, los conflictos armados, así como la crisis económica y sociopolítica que se hizo presente en el país con el estallido de la revuelta armada de 1910, desestabilizaron los alcances que tuvo la institución durante el régimen porfirista.
El desarrollo institucional durante la década del conflicto armado tuvo muchos tropiezos, y para el final del mismo, durante la presidencia del general Álvaro Obregón y la gubernatura del licenciado Rafael Nieto, se decidió el rumbo institucional que hasta la fecha continua desarrollándose y evolucionando ante las exigencias del mundo actual.
La autonomía otorgada a la institución y la nueva estructura como Universidad Autónoma de San Luis Potosí, concedida por el H. XXVII Congreso Constitucional del Estado y el Gobernador Rafael Nieto Compeán, fue resultado de la reflexión de académicos, alumnos del Instituto y autoridades estatales en torno a las exigencias que el nuevo entorno social posrevolucionario demandaba. Lejos de desaparecer como algunas corrientes políticas de la época sugirieron, el Instituto evolucionó en concepto e ideología, y logró mantenerse, ahora desde la figura de Universidad.
Ya en 1921, el gobierno del licenciado Rafael Nieto había analizado la posibilidad de otorgarle autonomía al Instituto, pues veía el peligro que algunas corrientes radicales en materia de educación venían imprimiendo para poner en tela de juicio la continuidad de la institución, por lo que el propio Rafael Nieto, en el discurso pronunciado en la ceremonia de graduación de ese año, dejó en claro que ya era tiempo de:
“[…] que este establecimiento educacional [el Instituto Científico y Literario] constituya una entidad moral independiente y alejada de los vaivenes de la política. Al efecto, está ya en estudio la organización de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí. Confío en que la nueva entidad moral seguirá haciendo honor a sus antecedentes meritorios y prestigiosos y que, en el campo cultural de la República, sea como las rocas centinelas, que en lo más alto de las montañas y mientras las sombras cubren aún los valles, reciben las primeras el beso fecundante del nuevo sol.”
Un año después, sus palabras se llevaron a la realidad, y tras haber enviado la propuesta de erección de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí al H. XXVII Congreso Constitucional del Estado, donde se discutió por dos días, se promulgó, el 10 de enero de 1923, el decreto 106 en el que se estableció la Universidad Autónoma del Estado.
El crecimiento y el fortalecimiento académico, cultural y de investigación de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí, es reflejo de un proyecto sólido, generado a pulso por quienes históricamente delinearon su devenir, y por quienes actualmente conforman las bases de su futuro institucional.
Es imposible comprender el devenir histórico de la Universidad Autónoma de San Luis Potosí si no se toma en cuenta que ha sido una institución profundamente ligada a la sociedad a partir de la cual surgió, por ello, es indispensable valorar su pasado teniendo en mente que los cambios y procesos que ha vivido están relacionados estrechamente con los de dicha sociedad.
El espíritu universitario ha sido siempre alimentado por la libertad de cátedra, la difusión de la cultura y el desarrollo de investigación. Su comunidad, integrada por estudiantes, trabajadores y funcionarios ha luchado constantemente por ello, manteniendo siempre vigente la razón de su autonomía.
La universidad actual es producto de todas aquellas generaciones de alumnos y maestros, de directivos y trabajadores, que comprendieron que el sistema universitario era el camino para la generación de los cambios que se necesitan. Los vestigios de un pasado plagado de trabajo arduo, y una lucha por la continuidad educativa y científica, dan testimonio de una herencia que la Universidad Autónoma de San Luis Potosí asume con reconocimiento, y a la vez consciente de la responsabilidad y compromiso que ello implica.
Tomado de la pagina web de la Universidad Autonoma Potosina