1674 Capilla Ecce Homo
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La ermita de la Santa Vera Cruz, asiento de la Cofradía De Nuestra Señora de la Soledad de los Morenos, establecida allí para lenitivo y ayuda de la gente de color quebrado; desapareció al abrir al culto su iglesia los jesuitas. En esta forma, de nuevo se quedaron en la calle los desvalidos negros y mulatos. Entonces, aprovechando un baldío entre las viejas Casas Reales -hoy Palacio Municipal- y la parroquia -hoy catedral-, levantaron un "mal portal" dedicado a la Santa Cruz y una capilla al lado. ''Allí -según reza un antiguo documento- es el sitio donde se ponen los cuerpos de los pobres difuntos para que la caridad de los vecinos los entierre".
En el año de 1674, al poco tiempo de haber tomado posesión de su cargo, don Martín Mendalde "halló que entre la Iglesia Parroquial y estas Casas Reales, inmediata a ellas, estaba una Santa Cruz debajo de un mal portal, que se componía de seis u ocho morillos, y que aunque reconoció su mala disposición, procuro que en la forma en que estaba tuviese alguna mejora, y le echó rejas y cerco, resguardando la Santa Cruz para que de noche no se entrase en el portal ni fuese albergue de indecencias. Y deseando con particular cuidado que estuviese la Santísima cruz con culto y reverencia que más fuese posible, dispuso la formación de una capilla que corriese desde la esquina de las casas reales a lo interior de un corral perteneciente a la iglesia y en cuyo medio estaba el osario”.
Habiendo pues, don Martín Mendalde dispuesto la construcción de la capilla, "con demasiada diligencia solicitó algunas limosnas para la fábrica de la capilla. Se redujeron todas a 653 pesos”. De su caudal puso lo demás. Y así construyo una capilla “hasta ponerla en dieciséis varas de largo y cuatro de ancho y otro tanto de alto, cubierto de vigas de las que llaman de colegio, con sus canes y enladrillado y en el suelo así mismo enladrillado, con portada y ventana de cantería y las puertas capaces y grandes y postigo de buena portada y sacristía de cinco varas de largo y cuatro de ancho y encalada y perfecta”.
No paró allí la diligencia del alcalde mayor, Construyó también el altar, "que es lucido colateral y retablo dotado y guarnecido, se puso en el nicho primero y principal una hechura de un Santo Ecce Homo, de singular pintura; y en el nicho de arriba una Santa Cruz dorada y verde, con dosel, y a los lados excelentes pinturas, una de la santísima y milagrosa Virgen María Nuestra Señora de Guadalupe y la otra del triunfo de la Santísima Cruz y milagrosa batalla de las Navas de Tolosa; rematándose el colateral en sus extremos: con las armas del rey nuestro señor y a su lado derecho las de esta Nobilísima Ciudad y al lado izquierdo las del dicho señor Alcalde Mayor, poniéndose así mismo al lado del evangelio una tribuna con celosía verde y perfilada de oro, que corresponde a uno de los cuartos de estas Casas Reales".
Dotada por el mismo don Martin Mendalde “de frontal casulla, cáliz, misal y demás alhajas necesarias y de un campanario en que está puesto un esquiloncillo”, se dedicó con mucha solemnidad el 17 de septiembre de 1676. Gastó en la construcción, de su propio caudal, 1,727 pesos. EI costo total fue de 1,780 pesos. Cooperó con los negros, además "en el aderezo de su capilla, que está inmediata y que se hallaba de tan arruinada calidad, que se habían trasladado las imágenes a la iglesia parroquial".
La capilla del Ecce Homo, aun cuando estaba en terrenos de la parroquia, pasó a ser la capilla de las Casas Reales. En ella había tribuna para el alcalde mayor y para el Ayuntamiento.
Poco después, entre julio de 1687 y junio de 1688, hubo "otros gastos forzosos e inexcusables de reparo de Casas Reales". Entre ellos, ''reparo considerable en el lienzo -de la capilla- en que tiene su tribuna V, S. ... y enjarrarse y sacarse a plana, blanquearse y darse entrada al coro nuevamente fabricado en dicha capilla".
Unos cuantos años más tarde, en 1690, en el cabildo del día 6 de mayo, el alguacil mayor don Diego de Acevedo "propuso que por cuanto la estatua de San Luis Rey de Francia, Santo Titular de esta Ciudad, no tiene altar ni lugar alguno, ante si anda como huésped, de altar en altar, siendo descuido notable en una Ciudad que tanto se ha esmerado en el culto divino. . . es de parecer que, para remediar esta falta, se mande hacer un retablito para dicha imagen de San Luis, que se coloque en un altar en la Capilla de la Santa Cruz de esta Ciudad"; y para honrar la memoria del benemérito alcalde mayor don Bernardo Iñiguez del Bayo, muy devoto de Nuestra Señora del Pilar, se podrá "colocar un retablo que acompañe al de San Luis en su capilla”. Lo que se aprobó “y que dichos altares se pueden colocar y erigir para el día 16 de julio, en: que esta Ciudad celebra el triunfo de la Santa Cruz".
El cabildo puso inmediatamente manos a la obra. El alguacil 'mayor "conchavó y ajustó los dos retablos en ciento y cincuenta y cinco pesos cada uno, en blanco -madera tallada, sin dorar-, de la forma y manera que representa la planta". Se adquirió luego, además, la pintura de Nuestra Señora del Pilar, a un precio de 64 pesos. Para el 30 de junio ya estaban concluidos los altares de piedra sobre los que irían los retablos y para el 13 de julio ya estaban "los retablos con sus altares en la capilla de la Santa Cruz, gastándose 201 pesos, 4 reales''.
Esta capilla no tuvo larga vida, pues fue demolida por 1707 para formar el crucero de la parroquia. El Ayuntamiento paso las imágenes a esta iglesia, ya que a fines de 1805 el después héroe insurgente don Nicolás Zapata, radicado en Catorce, S.L.P., con fecha 6 de diciembre pedía al Ayuntamiento el cuadro del Ecce Homo, "que es una sora cabeza, y daba por ella una imagen de bulto, del tamaño natural, que representaba a Jesucristo en su pasión". El 26 de febrero de 1806 el Cabildo acordó que no había lugar a la solicitud de Zapata, pues el cuadro debía conservarse en la parroquia; en el altar de San Miguel, que era el del Ayuntamiento."