1694 Templo de la Tercera Orden
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Templo de la Venerable Orden Tercera es parte del conjunto arquitectónico del convento de San Francisco. Está situado en el lado sur de la plaza y originalmente compartió el mismo atrio con el templo de San Francisco y con el de Nuestra Señora de los Remedios, hoy Sagrado Corazón.
Al cumplirse las leyes de Reforma y ser exclaustrados los frailes se lotificaron grandes extensiones de terreno y se vendieron juntamente con numerosas fincas que formaban parte del convento. Se llevó a efecto también la apertura de una calle para prolongar la ''del Portillo'' (hoy calle de Galeana); obras que mutilaron no sólo el convento más rico y artístico de la ciudad, sino la urbanística misma. El Dr. Francisco de la Maza en su libro ''El Arte Colonial en San Luis Potosí'', hace a este propósito el siguiente comentario:
...después se abre una ancha calle. Asomándonos a ella vemos que esa urbanística no puede ser original. Como la calle de Leandro Valle en México, ésta no va a ninguna parte ni viene de ninguna. Y aquí debemos repetir la frase de Toussaint ante la calle de la capital: 'Es la más torpe que han abierto los hombres'. En efecto, en San Luis no es más que el resultado de haber destrozado el claustro franciscano. En México se han confundido siempre las ideas con las piedras y si se ha perseguido una idea, se han destruido los edificios que eran su albergue. El ejemplo lo dieron los conquistadores y los inquisidores, pero, a pesar de eso, los liberales lo aprendieron.
Una vez que los frailes fueron exclaustrados del enorme convento franciscano de San Luis Potosí, al Gobernador del Estado Vicente Chico Sein le tocó dar cumplimiento en 1869 a la ley general del 12 de julio de 1859.
Luego de proceder a la adjudicación jurídica de los bienes eclesiásticos al Estado se procedió a su inmisericorde demolición, fraccionándose en 34 lotes, de los cuales, tres fueron adjudicados a través de la Tesorería de Instrucción Secundaria. Nulificando de esta manera la posibilidad de mantener en pie el edificio aunque se hubiera destinado a cualquier otra obra de servicio a la población.
En 1870 se verifica la venta de los lotes 30, 31, 16 Y 34 según consta en el Protocolo del Escribano Público Jesús Undiano. Este mismo año se realiza la venta de los lotes 32 y 33 del ex convento de San Francisco, ubicados en 23 la calle de Tercera Orden.
La venta de los lotes 11 y 20 se verificó ante el Escribano Público Antonio de P. Nieto; los lotes 18, 27, 17 y 26 se vendieron en 1874. En 1876 ante el Escribano Público Isidro Calvillo se protocolizó la adjudicación del lote número 9 a favor de la Tesorería de Instrucción Secundaria.
La jerarquía arquitectónica de este templo es inferior a la Iglesia de San Francisco y superior a la de Nuestra Señora de los Remedios; así nos lo revelan los propios elementos arquitectónicos. Su fachada no compite con la de San Francisco, ni en sus dimensiones ni en su composición; su espadaña no compite con la torre franciscana, y sin embargo, aunque es de menores dimensiones que la de los Remedios, posee mejor factura, no sólo en el diseño sino también en los materiales utilizados en su factura. Asimismo, su planta arquitectónica es inferior a la de San Francisco, pero superior a la de los Remedios, debido a que la planta de la Tercera Orden cuenta con cruceros y cúpula.
La construcción de este templo data de 1694 y se debe al entusiasmo, y devoción de las personas que formaban la Venerable Orden Tercera, es decir, a un conjunto de personas seglares cuyo Síndico era independiente del Síndico de los frailes, aunque con toda seguridad contaban con la asesoría de estos últimos.
La planta arquitectónica del templo es de cruz latina, con cruceros de regulares dimensiones; la cúpula carece de tambor.
Forman el cuerpo de la nave tres bóvedas de arista que corren de norte a sur y, por lo tanto, los cruceros se ubican de oriente a poniente. Inmediata mente después de pasar la puerta de acceso, está el sotacoro en cuyo areó, en la clave, aparece la fecha de 1694, fecha en que se concluyó este templo.
En el muro oriente del templo se aprecia lo que fue una puerta lateral y que fue cegada al construir Fray José Arlegui el templo de Nuestra Señora de los Remedios. Por esta razón existe una fachada que da al patio del templo del Sagrado Corazón, fachada que muchos potosinos no conocen y, por lo tanto se encuentra en el más completo abandono. Los cruceros del templo están ocupados por altares neoclásicos de escaso valor artístico que suplen los retablos de madera sobredorada que allí había. El altar mayor también es neoclásico, suplente, a su vez, del retablo barroco en donde debió haber muy buenas pin turas y esculturas del siglo XVIII. El presbiterio está complementado por dos puertas: la de la izquierda conduce a una pequeña capilla cuyo ábside es conchiforme, la de la derecha a la amplia sacristía en donde se conservan algunas pinturas de Antonio de Torres y una de Juan Correa que representa a Santa Isabel de Hungría.
La fachada del templo ostenta a los tres santos que se consideran los patronos de la Orden Tercera: Santa Isabel de Hungría, en el nicho superior, San Fernando en el nicho de la izquierda y San Luis Rey de Francia, en el de la derecha. Al decir del arquitecto Rafael Morales Bocarda, a esta fachada puede llamársele ''del Real Patronato'' de los terciarios, o bien, ''fachada de los reyes''. Consta esta fachada de tres cuerpos: en el primero la puerta de acceso cuyo arco de medio punto es de cantera, en las enjutas se labraron vegetales; la puerta está flanqueada por un par de pilastras estriadas que carecen de capiteles; en su parte superior, un friso pequeño también con pequeñas estrías; sobre él una pequeña cornisa de poco vuelo divide el primer cuerpo del inmediato superior; éste está formado por tres medallones y tres nichos, colocados en forma alternada; actualmente hay una cruz en cada uno de los medallones, pero probablemente en el medallón del centro, originalmente se encontraba el escudo de las cinco llagas en virtud de que el templo está bajo la advocación de la Preciosa Sangre; en el medallón de la izquierda debió estar el escudo franciscano de las conformidades, y finalmente en el de la derecha el escudo de Tierra Santa.
En los nichos, como ya hemos dicho, se encuentran las esculturas de Santa Isabel de Hungría, San Fernando y San Luis Rey de Francia. Sobre el nicho central que ocupa Santa Isabel de Hungría hay un espacio a manera de cartucho, en el que tal vez había una inscripción; es muy probable que hayan sido las fechas de iniciación y terminación de la construcción del templo. Se conservan en este templo un importante número, de pinturas y esculturas. pinturas que por .su tamaño Y ternas, probablemente, pertenecieron a los retablos barrocos que fueron destruidos, Se encuentran sobre las cornisas de puertas de ambos cruceros, y son: ''La Anunciación'' y ''Los desposorios de la Virgen con San José" por sus características se colige que ambos son del mismo autor anónimo, pues carecen de firma.
En la Sacristía existen algunas pinturas ellas pertenecen a una serie del "Vía crucis" y son: "El Prendimiento", "Jesús prisionero" y ''Jesús atado a la columna,'. "El Calvario", según el historiador Primo Feliciano Velázquez y algunos críticos de arte, pertenece a Juan Correa. Otros tres cuadros de mayores dimensiones que los anteriores, también de Antonio de Torres, pero con los mismos temas son: "El Calvario", "El, encuentro con la Virgen" y "La crucifixión de Jesucristo". De tema diferente son dos: uno> que representa "El cuerpo incorrupto de San· Francisco'' y, el otro, "Santa Clara con la Custodia", Tal vez el mejor cuadro que existe en esta sacristía sea el del maestro Juan Correa que representa a Santa Isabel de Hungría socorriendo a los pobres.
Las catorce estaciones del Vía Crucis que existen en el templo 'son pequeñas y de autor anónimo; es posible que sean pinturas de principios del siglo XIX. Su realización es popular, y en cierto modo, costumbrista.
La más sobresaliente de las esculturas es un grupo de gran belleza que se localiza en la parte superior del altar mayor y que representa a San Francisco recibiendo la impresión de las llagas, mientras el Serafín de Asís se mantiene flotando en el aire. Existe también un San Antonio de Padua, que se encuentra ubicado en la que fuera puerta lateral y que al ser cegada se convirtió en el altar del Santo. Esta escultura es de muy fina hechura en madera y en el hábito ostenta figuras policromas alternando con partes estofadas.
En el altar del lado izquierdo existe una bella escultura de San José de mediados del siglo XVIII, la cual torpemente ha sido repintada. Su decoración original fue policroma con motivos dorados.
En el crucero derecho se encuentra Una escultura muy bella: "El Señor de la Columna", tallada en madera cuya factura es de mediados del siglo XVIII, época en que en México se usó, o más bien, se abusó de la realización de la imagen de Cristo exageradamente sangrante.