1831 Templo de Tequisquiapan
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El 18 de abril de 1831 rindió la jornada el opulento y magnánimo capitán don Rafael Villalobos, apoderado que fue del furente coronel Calleja. El 30 de marzo anterior firmó su testamento, en el que, por la cláusula séptima, dispuso que de ''la parte destinada al culto divino", una porción se destinara para ''pagar el enladrillado de la iglesia de Tequisquiapan''. Por lo que se ve que los vecinos de esa villa aun no concluían la fábrica. Conservarnos un inventario del antiguo templo de Tequisquiapan y sus pertenencias, Data de 1888. Ya había pasado la reforma y ya había perdido buena parte de su entorno. El terreno medía 10.40 mts, de frente por 48.25 de fondo. La iglesia, en su interior, medía 34.37 mts, de largo por 7.56 de ancho; en los cruceros, 15.6 mts.
"El altar mayor todo es de cantera de blanco Y dorado explica el inventario. En el nicho está colocada Nuestra Señora de Los Remedios, de escultura y pequeña, pues tiene 20 pulgadas -51 cms.- de grande. En una repisa está Señor San José con el niño, esculturas del tamaño natural. Arriba del niño hay cuadro de la Purísima, con su marco dorado, lo mismo que el vidrio. Este lo regaló el señor D. Jesus Ruiz”.
Al altar de Nuestra Señora de los Remedios, semejante al anterior, lo adornaban, además, las esculturas de Maria Santísima y de San Juan; en las repisas, Nuestro Padre Jesús y la Magdalena. Lo mismo el altar del Depósito, aunque más pequeño y con más adornos en el nicho, la Purísima, flanqueada por unos ángeles de yeso; arriba, una pintura del Sagrado Corazón.
En el cuerpo de la nave había algunas pinturas y esculturas en mesas o en repisas. Contaba con bautisterio, como que era vicaría de la parroquia de Tlaxcala, y su jurisdicción comprendía todo lo que hoy es el municipio de Villa de Arriaga. El 4 de enero de 1855 fray Antonio López, vicario de ella, junto con las autoridades de la villa, presidió una reunión en la ''Sala Municipal'', a la que concurrió gran parte de los vecinos''. Expuso que el año anterior, en asamblea del 24 de junio, acordaron empezar la construcción de la torre; que ya había algún material y fondos y que se pidieron modelos y presupuestos a los maestros Martín Anguiano Y al, finado Catarino Torres. En seguida los presento y puso a discusión. Por gran mayoría de votos fue aprobado el modelo del maestro Catarino Torres, con un costo de 1323 pesos 4 reales. Por último, se tomaron las providencias para iniciar Ja obra, las faenas y las colectas necesarias.
Sin embargo, a pesar de la buena voluntad, la construcción de la torre fue lenta. Quizá por falta de numerario. No fue sino hasta el 18 de marzo de 1859 cuando se bendijo la torre. A todo trapo, como se ve por el programa respectivo:
''Debiendo celebrar el día 18 del próximo marzo la bendición de la torre de la Santa Iglesia de esta Villa, y deseando darle toda la solemnidad posible, las autoridades de la misma han acordado las prevenciones siguientes:''
''1o. A las 5 de la mañana del día 18, un repique solemne en la Santa Iglesia y el disparo de cohetes y cámaras anunciará la solemnidad; a la misma hora saldrá del Juzgado una música que recorrerá las principales calles de la Villa."
''2a. A las 10 de la mañana del mismo día, se reunirán en la Sala Capitular del Ayuntamiento los Señores que deben apadrinar la bendición para que unidos a las personas convidadas y presididos por las autoridades, se dirija la comitiva a la Santa Iglesia, en la que se verificará la bendición en los términos que tenga a bien disponer el M. R. P. Fr. Manuel González, permitiéndose a la hora de la ceremonia el disparo de cámaras y cohetes."
''3a. Terminada la ceremonia se cantará en la Santa Iglesia un solemne Te Deum, y concluida ésta volverá la comitiva a la Sala Capitular, en la que se servirá un refresco que tendrán preparado las señoras, a las que anticipadamente y especialmente se invitará.”
''4a. Por la noche se iluminará la torre, el frente de la iglesia y demás edificios de la plaza, colocándose una serenata en el portal del juzgado.”
"5a. A las 9 de la mañana del día siguiente, concurrirá la misma comitiva a la Santa Iglesia, a una misa solemne que se cantará al Sto. Patriarca Sr. S. José en acción de gracias por la conclusión de la obra: terminada aquélla, se dirigirá la comitiva a la Sala Capitular del Ayuntamiento, donde se servirá una comida que mandarán disponer los señores que apadrinaron la bendición."
''6a. Todos los gastos que se originen con Inativo de esta solemnidad, excepto los del refresco del día anterior, serán erogados por los padrinos, procurando además estos señores, ponerse de acuerdo en todas sus disposiciones con la autoridad."
"7ª: Estas prevenciones, sin previo permiso de la autoridad, no se podrán variar por persona alguna.''
"Villa de Tequisquiapan, Febrero 15 de 1859. Pedro González.- Atilano Martínez" (Betancourt 1921: 362-363).
Resultó la obra una torre muy linda. Esbelta y bien proporcionada. Con su cupulín poligonal, recubierto de azulejo, y linternilla. De dos cuerpos, con los ángulos del inferior flanqueados por columnas, Y los dcl superior, poligonal con columnas en las aristas.
En marzo de 1862, cuando el cavernario aquel que se llamó Jesús González Ortega había robado varias campanas de los templos potosinos, supieron los vecinos de Tequisquiapan que entre ellas iban dos sonoras esquilas del Carmen, listas para ser fundidas y convertidas en balas. Se organizaron para rescatarlas y lograron conseguir que se las entregara a cambio de cobre, kilo por kilo. Se movieron con diligencia, rasguñando todos y por todas partes, y al cabo de días pudieron entregar los kilos requeridos. Estas se salvaron cuando la demolición de la iglesia de Tequisquiapan, al igual que la veleta, hoy expuesta en la Casa de la Cultura.
Originalmente la iglesia contaba con curato y huerta. Su extensión iba de la actual calle de Carranza. que allí se convertía en un callejón a la de Vera y de la plaza a la de Terrazas. Cuando la Reforma, la huerta fue confiscada. Pasó por dos o tres manos y luego la rescató el señor Montes de Oca. Por entonces la exvilla empezaba a convertirse en la zona residencial de la ciudad. La antigua. calle real de Tequisquiapan, que más que real era una mala calleja, polvorienta e irregular en su piso y su traza orillacla por baldíos y casuchas de mala muerte, fue ensanchada, alineada y arreglada hasta la iglesia, donde concluía. Por el medio se tiraron las vías del tren arrastrado por mulas. Y empezaron a embellecerla banquetas, árboles y distinguidas casonas.
El señor Montes de Oca previó la importancia que a la corta alcanzaría el barrio convertido en tal al extinguirse las villas en 1867, y quiso cooperar, anticipándose a la transformación. Por eso recuperó la huerta de la iglesia en agosto de 1889. ''La destina escribió a una obra benéfica. Se propone, además, embellecer la iglesia, hacerle un ábside y, sobre él, un campanario más fuerte que el que ahora tiene y convertirla en un monumento digno de una gran ciudad que, a semejanza de Nuestra Señora de Loreto de París, interrumpa la monotonía de una larga avenida, que sin fuentes monumentales ni otros edificios ni plazoletas de trecho en trecho, se asemejaría más bien a un polvoroso camino rústico que a una calzada urbana."
Pero tal proyecto no se llevó a cabo. A lo que alcanzó a construir, o sea, al anexo y huerta, lo llamó "Quinta Ipandro Acaico", En esa época, a lo largo de la actual avenida de Carranza se edificaron varias quintas: "Quinta María de Guadalupe", “Quinta Vista hermosa”, Quinta Barrenechea”, “Quinta Muriel”, “Quinta Gordoa”.
En julio de 1914 cayeron sobre esta ciudad las hordas de Pablo González y Eulalio Gutiérrez: confiscación de las propiedades del señor Montes de Oca, saqueos, fusilamientos, secuestros atropellos levas. Se dedicaron a “carranzear''. Uno de esos atropellos fue la terminante orden de poner por tierra la vieja iglesia de Tequisquiapan. Únicamente dejaron que los vecinos terminaran sus fiestas patronales, y al días siguiente las bayonetas y cañones "constitucionalistas” protegieron a los presos obligados a la demolición. Y San Luis perdió, por una arbitraria decisión ''constitucionalista'', otro monumento más de su patrimonio cultural y de su identidad.
Precisamente por la importancia que iba adquiriendo el barrio de Tequisquiapan, el señor Montes de Oca erigió la antigua vicaría fija en parroquia, segregándola de Tlaxcala, el 24 de diciembre de 1903. Decreto que se ejecutó el 1 de enero siguiente. La huerta o ''Quinta Ipandro Acaico'', al morir el señor Montes de Oca, pasó a formar parte de su testamentaría y a ser platillo muy codiciado por los ambiciosos. De nuevo el gobierno se quedó con ella. Hacia 1928 se vendió en lotes, por una bicoca. Se abrió el callejón que está atrás de la iglesia actual y en seguida se prolongó hacia el poniente la calle de Arista.
Esta demolida iglesia no fue el único templo que hubo en la entonces villa de Tequisquiapan: Betancourt (1921 : 136) , desconcertado, porque encontró que en 1756 se cita la ermita de Santa Ana, supone que no es otra que la antigua parroquia. Por el Libro de cuentas perteneciente al pueblo de Na. Sa. De los remedios de Tequisquiapan (1788-1792) -Propiedad particular-, consta que -según anoto- “Domingo de Rodríguez, Comisario de este Barrio de Tequisquiapan”- “Item, mas. Determine exhórtalos a los hijos y animarlos a que hiciésemos un oratorio nuevo, como lo tenemos a la vista, conformándolos a que se hiciese a costa de los mismos hijos para beneficio de ellos mismos y honor del referido nuestro Barrio, el que concedieron el que sí se hacía, como se efectuó, dando todos adobes, morillos, tableta y ladrillos, cuya pieza se compone de diez y seis varas de largo 13.44 mts. y seis de ancho 5.04 mts, el que hoy se ve en la plaza nueva de arriba, por el lado note, al que le entraran seis mil adobes, hechos a faenas de los hijos; más la puerta, la cual es de mezquite, la que esta tasada en veinte pesos. Cinco pesos de una arroba de fierro para chapa, llave y goznes y clavos. Cinco pesos que llevó el herrero y diez pesos que llevo el maestro carpintero por la referida puerta. Esta cantidad referida, fuera de la de los mezquites que se tumbaron para dicho fin, los dieron los hijos de limosna. Mas el maestro albañil por su trabajo, se le dieron veinte y dos pesos; por lo que con una y otra suma, alcanza la cantidad de ochenta y seis pesos la fábrica del oratorio nuevo''. Esto fue en 1792.
La afirmación es clara: en “la plaza nueva de arriba, por el lado norte” se construyó en 1972 ese “oratorio”. La cuestión está en aclarar la ubicación de esa plaza. Por qué hubo otra plaza, según el “Plano Horizontal” de D. Juan Mariano Vildósola, entre las calles de Carranza, al sur, Arista al norte, Tomasa Estévez, al oriente, y Rocha, al poniente. “Esta plaza, que por 1804 y 1823 llamaban Plaza Vieja, desapareció antes del 23 de junio de 1825”, fecha en la que D. Benito Juárez ya la había agregado a su huerta” (Betancourt, 1921 : 207).
En cada plaza, una capilla. Lo cual en el fondo, por las denominaciones de “Plaza Vieja” y “Plaza Nueva”, plantea este problema: ¿En cuál de las dos plazas se fundó la villa de Tequisquiapan?