1889 Cementerio del Saucito
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El proyecto para la construcción de este lugar se materializó durante el gobierno del general Carlos Diez Gutiérrez, como un resultado del nuevo "orden" que llevaría a la modernización de la ciudad a finales del siglo XIX. Al principio, era un terreno vacío que paulatinamente se fue poblando de monumentos funerarios, algunos de ellos muy lujosos. Actualmente, el Cementerio del Saucito resguarda una cantidad considerable de bellos monumentos funerarios tallados en mármol y cantera. Por su importancia, por su belleza y porque rememoran un pasado común, son dignos de ser admirados y conservados. Son una lección perenne de historia económica, política y social. En este contexto, esta guía proporciona una perspectiva general de la historia del Cementerio del Saucito y sus monumentos, con el objeto de promover la revaloración de nuestro patrimonio cultural, el cual otorga a la sociedad un sentido de identidad y continuidad.
El Cementerio del Saucito, el más antiguo que aún perdura en la ciudad de San Luis Potosí, fue inaugurado el 16 de septiembre de 1889 como parte de los festejos conmemorativos de la independencia de México; aunque abrió sus puertas al público hasta el 12 de octubre del mismo año. Este cementerio no era el único que estaba en funcionamiento, había uno por cada barrio de la ciudad: el de San Cristóbal del Montecillo (1793-1912), el de Nuestra Señora de los Remedios de Tequisquiapam (1833- 1914), el de Santiago del Río (que cerró sus puertas entre 1920 y 1929), el de Tlaxcala, dos en San Miguelito, uno en San Sebastián, el del Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe (1853 -decenio 1920-1929) y el de San Juan de Guadalupe (1870- 1892).
A pesar de que había muchos cementerios en la ciudad, ya encontraban saturados. Además, se decía que eran “repugnantes" a causa del olor y el aspecto que tenían. Por eso, en el año de 1885 el Ayuntamiento de la capital sugirió la construcción de uno nuevo, más higiénico, amplio y moderno. Al año siguiente, Matías Hernández Soberón, empresario potosino de ascendencia española, propuso al gobierno del estado la construcción de un cementerio al occidente de la ciudad, cerca de la ermita de Nuestro Señor de Burgos del Saucito, de donde tomó el popular nombre de “Cementerio del Saucito”. El gobierno aprobó la propuesta y de inmediato se contrató a la compañía constructora de este personaje, que comenzó los trabajos de limpieza del terreno y construcción un 5 de mayo de 1886, para conmemorar la Batalla de Puebla. El costo inicial fue de $25,000 pesos. Para 1890 ya se habían realizado más de 1000 inhumaciones.